Buenas a todos aquí va mi historia, en dos versiones, corta y larga a gusto del lector:
Historia, larga:Esta es una larga historia que desgraciadamente aun esta inacabada, todo empezó el lunes cuando decidí salir a pescar el dia posterior, varias zonas pasaban por mi cabeza pero al final decidí ir a mirar mi "piedra de los tesoros" que hacia ya tiempo que no visitaba y me daba buen presagio. Pues llego el martes y alli estaba yo de nuevo en fundado en neopreno a las puertas de un nuevo dia saliendo el sol. Tras un largo trasiego y ayudado por la claridad del agua logro divisar la parte superior de la piedra tras barias bajadas a medio agua, la marco con la boya y empiezo a oxigenar a pleno pulmón. Era la primera bajada seria del día y sabia que no iba a poder estar al 100%, mi corazón palpitaba a alto ritmo pues sabía que grandes emociones me aguardaban bajo ese techo de piedra, unos minutos con los ojos cerrados y relajo hasta el ultimo musculo de mi cuerpo, golpe de riñón fuerte y poco aleteo para ir cayendo por gravedad gastando las mínimas fuerzas posibles, de repente empiezo a divisar la entrada de la piedra y suavemente me poso sobre el fondo de posidonia. Nada mas mirar me encuentro a tres cigarrones ( zapatillas ) en el canto de la piedra, voy suavemente introduciéndome y enciendo la linterna que ilumina a un gran banco de majestuosas corvinas, voy moviendo horizontalmente el haz de luz y aparece un preciosa brótola y unos sargos, regreso el haz de luz a las corvinas y en el fondo de la piedra tapado por el tupido manto de corvinas, aparecen las manchas un buen mero de mas de 10 kilos al que intento alinear con la flecha de mi fusil pero de un explosivo coletazo se desvanece introduciéndose detrás de una grieta en "L" a la que me es imposible introducirme incluso meter la linterna. Seguramente llevaba todo mirandome, observando ese extraño que se atrevía a entrar en sus dominios y yo ciego de mi no supe ver mas aya del reflejo de las corvinas. La apnea ya se alarga demasiado y tengo subir a mi medio natural. Tras 42 bajadas consecutivas solo consigo verlo cruzar como un rayo una vez mas, levantando y enturbiando todo el fondo. Ya cansado y decepcionado decido no pegar un solo tiro en la piedra y probar suerte otro dia, lo que se traduce en porra pero con cierto sabor dulce de los lances fallidos.
Cuando llego a casa empieza mi examen de conciencia y mi pequeña obsesión por la consecución de la pieza en los dias próximos, tal es mi obsesión que logra quitarme el sueño durante gran parte de la noche que hacia aun mas calurosa y larga, y al cerrar los parpados no veía negro sino marrón con manchas amarillas. En un arrebato de orgullo decido volver al dia siguiente, hoy, a probar suerte. y así a sido.
Se repiten los protocolos del dia anterior, amanece un nuevo dia y hay estoy yo saludando al sol de cara al mar con mirada de venganza, mientras mis ojos miran al horizonte tratando de atravesar el agua para desafiar a mi mas codiciada presa. Aletas en pies a salgo de nuevo en busca de mi piedra de los tesoros. Allí estoy otra vez preparando mi bajada y analizando la estrategia elegida la ardua noche anterior, bajo muy suavemente y decido ir asomándome poco a poco dese un extremo de la piedra sin encender la linterna, pero las tinieblas de la oscuridad me impiden ver mi presa, introduzco mi fusil para en la linea de huida del mero en el dia anterior y enciendo la linterna con el corazon en un puño y las esperanzas del dia depositadas en esas decimas de segundo que separan la gloria del fracaso, y la desolación de nuevo, solo veo el fondo levantado al introducir el fusil el mero a huido de nuevo a la parte imposible de la roca, rabia, desesperación y sobre todo impotencia de saber que hay esta pero que otra vez no ha podido ser, la piedra sigue llena de vida con todos sus inquilinos que la embellecen pero que al mimos tiempo avisan de mi presencia a su rey. Tras 32 sucesivas bajadas se repite mi agonía, intento en vano hacer esperas dentro de la piedra, intento el imposible para llegar a ese espació, esa coraza de piedra, muro de la desesperación que protege mi trofeo, pero todo en vano. De nuevo decido no pegar un tiro y me retiro a otra buena piedra de las inmediaciones, donde esta vez si veo un premio de consolación que no calma mi sed pero me da fuerzas para intentar la épica otro dia.
Historia corta:La leche ayer vi un meraco en una piedra buena pero me tuvo putea toda la santa mañana, me fui con mala leche a mi casa, toda la joi noche calentandome los sesos con el puto mero y esta mañana he ido otra vez, y me he vuelto a comer los mocos a cucharás. Menos mal que por lo menos he sacado un merete por la zona. (
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Os dejo la foto del premio de semiconsolación pero volveré, acordaros de este post por que un día de mi mano colgara