Aquí las fotos.
Los lances:
Cuando ya tienes muchos años pescando en una zona, aprendes a "leer" el mar. Con solo asomarme a la ventana y ver la dirección del viento, la altura de la marea y la orientación de las proas de los barcos anclados, puedo preveer con un 95% de exactitud si va a haber petos en la zona o no. Y el sábado era uno de esos días.
Me como media manzana y me tomo un café con un vaso de agua. Ya estoy listo para ir al mar.
Alessandro, como siempre, se despierta al escucharme poner la cafetera. A Miguel le envío un SMS que dice "en 15 minutos en el muelle".
Desde que estoy utilizando los "cutreflashers" he tenido bastante suerte. No es que los peces vayan a morderlos, pero los atrae a la zona, que ya es bastante. Luego engañarlos para que se pongan a tiro es mi trabajo...
Llegamos a la zona, anclamos y tiro la boya con lo flashers. Al meterme al agua, dos barracudas suben del fondo a curiosear. Una se lleva un tiro, saca carrete y se desgarra. Mal comienzo!
Cuando estoy cargando, Ale me grita "Papi, ya aparecieron!" Ahí estaban los petos. Un cardumen de unos 15 ejemplares. Me preparo con calma, bajo a media agua, los llamo y aparecen. Les hago un "pulpito" con la mano izquierda (como saludándolos abriendo y cerrando los dedos) y uno me entra derechito para girarse justo al límite del tiro. Apunto a la espina, de atrás hacia adelante y lo dejo temblando. unos 5 minutos de jala y suelta y ya le tengo la mano izquierda en las agallas.
Miguel está ansioso. Lleva un año o poco más pescando "en serio". Comencé a llevarlo conmigo cuando era un bebé de 10 años de edad. Ahora me lleva dos cabezas...
Todavía no pierde "el virgo" con los petos; ha fallado unos cuantos y desgarrado otros. La pesca en el azul no tiene la dificultad de la profundidad, pero tiene otras dificultades, como la falta de referencias que te hace fallar tiros, engañar al pez para que se acerque lo suficiente, colocar bien el tiro y sobre todo, mantener la calma SIEMPRE, especialmente después del disparo.
Estoy colgando el peto en el gancho y escucho un disparo. Miguel acaba de pinchar uno, pero no lo pasa. Otro disparo demasiado largo! el cardumen se asusta un poco pero nadan hacia mi, que estoy sacando las agallas al peto "pequeño" que está colgando de la misma boya que el flasher. Ale y Miguel me gritan pero yo ya sé lo que va a pesar... Dejo caer una agalla al fondo y dos petos, uno grande y otro MUY grande se acercan a curiosear. Estoy en la vertical y pico, le apunto al coco del grande, pero o se mueve o soy muy malo, pero le doy en "el hombro izquierdo", agarrando carne, pero sin tocarle ni espina, ni cabeza, ni ningún órgano que lo pueda debilitar...
En la primera arrancada me vacía el carrete y me toca nadar detrás de él con todas mis fuerzas para que no se desgarre. Le grito a los niños que me sigan y nado, nado, nado, nado..
En una de esas, tengo a Miguel a mi lado y le pido que enganche su boya a mi fusil. Apenas la enganchamos, el peto arranca con una velocidad que me quita el fusil de las manos!
Justo a tiempo!
Lo dejamos correr hasta que se canse y luego Miguel le da un tiro en la cabeza que acaba la pelea. En total fueron unos 25 minutos de tira y jala con varios ejemplares del cardumen siguiéndonos casi todo el tiempo (otro pescador en el agua hubiera sacado otro SEGURO). También cuando nadábamos hacia el bote, varias veces nos acompañaron, pero mi fusil tenía toda la driza del carrete afuera y la varilla de Miguel estaba clavada en la cabeza como la espada del Rey Arturo...
Cuando volvimos a cargar, desaparecieron para no volver más.
Esa misma noche organizamos una parrillada con unos buenos filetes de unos 4 cm de grosor.
