Bonito relato, Xoan
Yo doy fé de lo bonita que era la primera corvina de la que hablas: llegamos al vestuario del club una tarde de verano a primera hora, para hacer una salida vespertina, y se oía el agua de la ducha. No se veía quien estaba dentro, pero hasta la forma de rascarse denotaba alegría... Y en el suelo, enfrente de la ducha, para poder controlarla bien, o por no saber dónde dejar a un bicho así, estaba esa preciosa corvina.
Un bonito estímulo para salir de pesca, pero nosotros, desgraciadamente, no dimos con ellas