Buenas,
Hace tiempo que no posteo una pesca, así que vamos a por la última:
Resulta que las compañías navieras se han dado cuenta que es mejor llevar los barcos llenos que vacíos, y han decidido bajar el precio considerablemente (8 euros por trayecto y persona o coche, por lo que ir y volver a otra isla con la furgo te cuesta 32€).
De esta forma, decidí visitar a los amigos de la Palma que no veía desde diciembre del año pasado (Frasco y Jonay). Mi sorpresa fue mayor cuando vi que tenía puntos acumulados en la tarjeta de la naviera y me salía el pasaje gratis
Me fui solo, con la furgo, salía el viernes y regresaba el domingo, así que debería de poder pescar todo el sábado, y el domingo por la mañana, si quedaban fuerzas, ir un rato también.
La pesca estuvo dura, bastante honda y con corriente considerable.
Jonay mató un mero de 9 kilos y un poco más allá vi yo otro del mismo porte acompañado de un par de abades gordos y de otro mero mucho mayor
Entre la corriente y lo turbio del agua estuvimos casi una hora (si no, más!) buscando la maldita raja donde los vi meterse.
Entre tanto matamos algún otro abade y algún pejeperro.
En una de las bajadas veo al mero gordo a unos 20 metros de distancia haciéndome la vela
subo y me marco bien en tierra, ya es mío!
pero no, no vuelvo a ver la maldita raja! (y eso que me considero bueno marcándome en tierra!)
Pues después de varias bajadas sin resultado, va Jonay y se lo encuentra en una raja, le pega y se enroca
. Bajo yo y le hago un segundo disparo que, por la falta de costumbre, no lo mata, así que hay que darle otro que ejecuta Jonay perfectamente.
Ya sólo falta sacarlo de la cueva. Cuando me estoy ventilando Jonay me pasa el gancho... bajo, lo pillo por la boca y lo saco de la cueva, pero mi varilla se queda clavada en el fondo y no me deja subirlo.
A todo esto, sumar el gran trabajo de Frasco en superficie sujetando fusiles, subiendo lastres, preparando boyas...
Al final, mi varilla se perdió, y la de Jonay quedó hecha un 8, pero el mero de 17 kilates está en superficie y nosotros, aunque reventados, más contentos que unas castañuelas.
De vueltas, unos vasos de vino, unos chicharrones y una chuletita... Frasco se quedó dormido sin darse cuenta y no pudo venir
(pero repetí con él al día siguiente
). Llegué al barco muy justito, sobada hasta Tenerife y de vuelta a casa el domingo por la noche.
Fue sólo un fin de semana, pero parecía que había estado fuera mucho más. Estos ratitos son los que le dan vida a uno!
Gracias por el finde Frasco y Jonay!
Saludos