Y yo un peto y otras misceláneas...
El fin pasado salí con mis dos hijos. Últimamente se ha hecho costumbre y los niños crecen muy rápido. A los dos les encanta pescar con arpón y ya no son una carga para mi mientras pesco. Casi que los miro con el rabillo del ojo y entre ellos se cuidan uno al otro (a la vez que pelean como dos buenos hermanos...
).
Vamos al agua y la visibilidad está excepcionalmente buena. Tiro los flashers y al rato aparecen los petos, pero están un poco desconfiados. Desaparecen y me pongo a hacer bajadas al fondo y en una de esas veo un lindo pargo cebadal nadando en la arena, al lado de la estructura. Le hago el famoso ruidito y se gira. Le doy un varillazo que le parte la espina y lo deja temblando, pero la varilla se clava en la arena y cuando voy subiendo, veo como el pargo se sale y cae temblando al fondo...
Afortunadamente, como dije, el agua está excepcionalmente clara y, aunque no se ve el fondo con claridad (está a 27 metros), puedo ver el destello del pez temblando en el fondo. Me preparo bien, hago una segunda bajada y me lo traigo para arriba con un certero disparo en el coco.
En otras circunstancias ese pez seguramente se habría perdido para servir de comida a las morenas, pero en esta ocasión sirvió para amenizar una cena entre familiares y amigos.
Los niños mientras tanto, están pendientes de pescar unas palometas; son peces semipelágicos que se muevene a media agua y presentan cierto grado de dificultad. Antes le tiraban a cualquier cosa. Ya se han vuelto mucho más selectivos... Ale saca la primera. Lo veo bajar, se deja caer inmóvil luego de hacer un golpe de riñón perfecto y aletear unas pocas veces. Apunta a un individuo del cardumen y lo fulmina con un tiro en el ojo!
Ahora le toca a Franco. Tiene mucha más apnea que el hermano, pero mucha menos técnica. Sin embargo, en los últimos meses, que sale todos los fines de semana con nosotros, ha hecho un salto impresionante. No digo a la profundidad que lo veo pescar con cierta tranquilidad y desenvoltura, pero puedo decir que NO me siento cómodo y que preferiría que no pudiera bajar tanto... Se lo digo cada vez y a su hermano no paro de decirle que lo cuide. Ya Franco sabe que si baja sin que nadie lo esté cuidando, lo saco del agua por el resto de día. Y lo bueno es que obedece.
En fin, hace un golpe de riñón chapoteando, baja con el fusil torcido, pero cuando alcanza la profundidad del cardumen, se queda quieto por unos buenos 20 segundos y estos se acecan. Lo veo apuntar a uno, luego a otro, no! a otro! El "effetto confuzione" lo distrae, pero al final, logra darle un buen tiro a otra palometa.
Yo había estado pendiente de toda su evolución porque Ale se había salido del agua a calentarse (tiene un traje cortito de 2 mm y a veces pasa frío el pobre), pero justo antes de que Franco bajara, había vuelto a ver los petos a lo lejos. Le digo a Franco que deje la palometa a media agua, en la varilla, para ver si llegan.
Dicho y hecho! Aparecen! Bajo, les hago un truquito y se me pone uno a tiro, aunque algo lejano. Decido tirar de atrás hacia adelante para que no me doble la varilla. Aquí en Venezuela, ni aunque tengas el dinero (que costarían el triple que en Europa), puedes comprar una varilla decente! Así que hay que pensar muy bien a qué le tiras, cómo y dónde...
El tiro es bueno, entra por arriba del lomo y sale a mitad de cuerpo, pero no toca ni espina, ni órganos así que comienza la fiesta!
El peto hace su primera arrancada y me vacía los 60 metros de cuerda del carrete! Le grito a Ale que me tire su boya y rápidamente, engancho la boya sin el floatline (ERROR!) a la culata del fusil y lo dejo correr para que no se desgarre ni rompa nada.
La boya corre como un torpedo en la superficie y yo nadando a toda velocidad detrás de ella! Sigo nadando a todo lo que doy y veo con terror que comienza a hundirla (boya, fusil, varilla y PEZ!)
Sigo nadando a todo lo que dan mis piernas y la boya está ahora sumergida unos 15 metros! Comienzo a pensar de todo, si el gancho no va a ceder, si la gaza donde amarro el fusil está bien hecha, si esto, si aquello... Todo sin dejar de nadar mar adentro alejándome del bote. En un momento determinado, ya NO VEO MÁS la boya!!!
Pienso lo peor, y me paro por un rato. Miro hacia atrás y el bote es un puntito blanco. Pienso: "Me devuelvo al bote y busco la boya con calma?" "Sigo nadando en la misma dirección?". Ese cabrón se tendrá que cansar algún día, pienso. Así que decido nadar unos 5 minutos más y si no veo la boya, me devuelvo (que serían unos 20-25 minutos nadando en contra de la corriente...).
Cuando al fin estoy por perder las esperanzas, veo la boyita flotando
Pienso que el peto o se desgarró o rompió algo. O se soltó el fusil, que sería lo peor! Pero al comenzar a recuperar línea, siento el peso. El pescado está ahí! Está entregado, pero la pelea fue tan fuerte que pienso que puede estar a punto de desgarrarse. Recupero con cuidado hasta que puedo meter la mano izquierda en sus agallas y clavarle el cuchillo en la cabeza. La lucha terminó.
Comienzo a nadar en dirección donde creo que está el bote (ya ni lo veo) y al rato escucho el ruído de un motor. Son los niños, que sacaron el ancla y salieron a buscar a su papá
. Los felicito por la decisión tomada, mientras uno decía que el otro no quería y el otro decía que si lo dijo
y me subo al bote AGOTADO. Mi jornada de pesca terminó, les digo y los llevo a un bajito poco profundo que les gusta mucho a ellos.
Los niños se tiran al agua y yo me quedo tomando el sol y AGUA!
Al rato tengo calor y decido meterme a acompañarlos. Apenas entro al agua, Franco comienza a gritar! PAPI! PAPIIIII!!!! Y me acerco para ver la varilla apenas saliendo de una cueva y moviéndose. Lo tranquilizo y le digo que se prepare bien y baje a ver, que yo lo vigilo. El chamo baja y saca su mero de la cueva. Lo mejor de todo es que es su pescado favorito para comer.
Ahora sí las fotos del mero de Franco y del peto de su papiiiiii!!!