Llegué tarde de Cádiz, que fui a acompañar a mi querida señorita a llevar unos papeles, de su trabajo.
Sobre las 5 entrábamos por Tarifa y el dia era impresionante, calor de verano total. Así que, aprovechando que los días ya son más largos y que prácticamente ya hasta las 8 hay aun sol, decidí echar los bártulos al coche y tirar a un sitio que me gusta mucho...
De nuevo se viene el viejo abellán, cuando lo cojo lo noto como un abuelete, ya muy currado, pero a lo que dicen, sabe más el diablo por viejo...
La verdad que hacemos un tándem genial, aunque a veces falle con él lo impensable, cuando logro tiros que ni yo mismo me lo creo, le doy aun mas confianza.
A las 5:20 llego al sitio, la verdad que antes de todo, me paro a ver tan inmenso paraíso donde tengo la suerte de vivir. El campo verde, con flores amarillas, con olor ya de primavera, oigo las perdices cantando, el águila culebrear que viene del moro, los milanos negros dando vueltas sobre mi cabeza.
La mar, plácida, se nota con una superficie suave, es un leve viento de levante el que acaricia las crestas de las olas.
Suelo cambiarme lento, yo digo que es un ritual, que hay que ir sintiendo como el neopreno se pega a tu cuerpo, como ese olor lo impregna todo. He de bajar por un pequeño acantilado, desde el que puedo ver una boya de un pescasub en el agua, no hay problema, yo pescaré en la zona contraria a la que vaya él, sé que después del temporal de levante que hemos tenido, ha entrado un comezón increíble de carnada...
Y asi es, miles de bogas, bancos de caballas que abren la boca acompasadas alimentandose de pequeños trozos de vida marina que viene suspendida por la corriente, esa que tira de creciente.
Me dejo llevar, hay mucha vida, muchos sargos, se ve ambiente.
Va pasando el tiempo, la vida sigue, pero aun no he sentido el gatillo de mi fusil. Estoy calentando, dejándome llevar por la corriente y veo una mancha oscura en el fondo, al lado de unos sargos, me paecía un alga, pero no, le veo el brillo de su ojo, piensa que no la he visto... le caigo, solo hay 6 m de profundidad, se va moviendo, disparo y sé que el tiro no ha sido bueno, le da en la cara pero atravesando poca carne, tras un leve tirón de carrete se suelta. La sigo, se ha encuenvado. Bajo aun sin cargar el fusil para cercionarme que sigue ahí, es cuando la veo saliendo al fondo de la piedra y metiendose en otra de mucho peor acceso, para colmo, mi linterna lleva en el garaje desde el verano pasado, sin pilas. Después de un rato, desisto, acabo de perder una muy buena Urta.
En momentos como esos, me acuerdo mucho de un familiar que nos dejo hace muy poco, cuyas cenizas descansan en el agua donde me encuentro, siempre lo hago y seguro que muchos de vosotros también, me acuerdo de ella, le imploro que me de otra oportunidad...
Pasa el tiempo, no estoy viendo gran cosa, aunque me da alegría encontrarme con los primeros borriquetes, logro poner a tiro a uno que le echo casi 2 kilos, pero fallo el disparo, el animal no terminaba de entrar, noto a los peces en mi zona muy reacios, demasiado asustones, algo está pasando...
El sol empieza a despedirse , lo veo ocultarse tras los eucaliptos, por lo que sé que tengo que retomar la marcha y volver por donde me metí, otro día será juanjo, da gracias por poder vivir lo que vives y sentir lo que sientes.
Casi cuando me disponía a salir, veo unas lajas que me gustan mucho, he cogido mucho robalo ahí, por lo que decido calentar para la ultima espera del dia. Me quedo quieto, veo desde arriba aloque me llama la atención y es que hay algo pegado a uno de los filos.
Es oscuro, casi negro.
Bajo, con el fallo de que no me da tiempo ni de darle al botón de mi gopro, me voy acercando y cada vez a veo mejor. Irremediablemente, me acuerdo de mi tía, cómo no voy a tener fe en los que ya no están cuando en un mar que es infinito me ocurre esto ?
mi varilla impacta, el tiro es bueno, no mortal pero en menos de un minuto tengo a este trozo de mar en mis manos.
! Qué bonita eres ¡
Sin duda, una de las piezas que más ilusión dan sacar, más si cabe si le sumamos que es pescada desde tierra y en una zona donde los trasmallos y palangres cada vez dejan menos oportunidades a los que vamos a la mar a disfrutar de ella.
Cuando creáis que algo es imposible, que jamás volverá a pasar, que las oportunidades no vuelven, acuerdense de algún ser querido, yo sé que ellos están ahí, nos protegen, yo no creo en ese Dios todopoderoso del que hablan los cristianos, pero si sé que hay algo que se sale de nuestros sentidos, algo que es muy profundo y que jamás podremos comprender.
Cuidense mucho familia, Abrazos para todos !