Tras unos días de lluvia y barrancos llenos de agua y barro en Canarias, ayer tenía ganas ganas de darme un baño que me metí al agua. Error, el agua no había decantado el barro y no se veía un carajo. Creía que podría haber algún depredador a la caza de lo arrastrado por el agua, pero no vi nada.
Para la próxima ya he aprendido que no hay que precipitarse