Hay días en los que vas al agua por el mero hecho de perderte en ese otro mundo, por dejar a un lado las cuentas que no te salen, el trabajo que escasea, los problemas que a todos nos afectan.
Ayer fue uno de esos días en los que me doy cuenta de que en la mar, todo cambia.
Preparo el material, para mi ya es casi como un ritual, tengo mil y una manías, el pantalón lo echo siempre primero, luego la chaqueta y encima los demás accesorios.
Me despido de mi novia, ella siempre me motiva a que vaya a pescar, a que disfrute de esa pasión que ella mejor que nadie, sabe que me corre por las venas. Avísame cuando te salgas, siempre me dice.
El viento no es el que más me motive, un poniente frío que se te mete por los huesos, pero esto puede más que todo eso.
Llegando al pesquero, se me suelta el escape del coche, yo soy mucho de corazonadas, y pienso, coño empezamos bien, quizá sea una señal que te avisa de que es mejor ese dia aplazar la pesca. Pero tengo ese otro lado, que pienso que es ancestral, con el instinto de cazador que te dice todo lo contrario.
Ya estoy en el agua. Me gusta, hay corriente y para mi pesca es primordial. En la primera espera veo un buen breado pero no se pone a tiro, pero siempre es una buena señal que aparezca pescado tan pronto. Bip Bip Bip, me dice la gopro que llevo acoplada a mi cabeza. Me la quito y no puede ser, erró en SD... estoy cerca de la orilla, salgo y reviso. Afortunadamente, la tarjeta no estaba bien encajada en la ranura, no es un problema mayor.
Van sumiendo las esperas, veo mucha lisa, mucha boga, mucho sargo. Llego a uno de mis puntos. Ventilo y me agacho en el fondo. Me escondo bien, sé que pueden andar robalos o algún otro depredador, y nada más lejos de la realidad, ahí viene. impasible, lenta, con la actitud del que sabe que lo están mirando. Dejo que se acerque más, puede ser un buen video con una buena pieza. A 3 metros de mi, salé proyectada mi varilla impactando en un sitio vital, animal tan fantástico y poderoso cae fulminado. Una vez en mis manos la contemplo, es algo increíble si lo miramos fijamente. 6 kilos de barracuda cuelga de mi cintura.
Voy dejándome llevar por la corriente, cuando caigo en otra zona que me pone nervioso. Una pared me oculta por mi lado derecho, apenas 30 segundos después oigo un coletazo, sé que viene algo, las bogas corren, miro y ahí viene. Tranquilo, algo raro para la especie que es, me mira y lo dejo que venga hacia mi. Lo clavo desde abajo y comienza su lucha, esa lucha por vivir que todos tenemos. Finalmente me hago con el, es otro lingote de la mar, de esa mar que a nosotros nos da la vida, mientras yo apago esta, son paradojas de este mundo en el que nos tocó vivir. Me gusta sentirlos, tocarlos, apreciarlos. Casi 4 kilos tiene el alistado con el que me he podido hacer.
La corriente va de vaciante, pero pese a ser marea grande, empieza a bajar su intensidad. El sol ya casi que se quiere ir a dormir, entonces es cuando levanto la cabeza y contemplo, la suerte, esa inmensa suerte por poder vivir donde vivo, por poder disfrutar como lo hago de esto que tanto me gusta, por ser feliz con 2 peces en mi cintura.
Caigo en un fondo parecido al del lance anterior, no hay más de 6 m. Entonces pienso, qué pesca más bonita juanjo, solo te falta lo que más te gusta. Hay lisas, hay bogas, me gusta lo que veo !
Las veo a lo lejos, nadando señoriales, y es que, ella son asi. Esas láminas plateadas de ojos dorados se van acercando, las noto reacias. Nadando casi a ras de superficie, se van acercando aunque siempre manteniendo una distancia prudencial. Entonces miro a lo que llevo entre mis manos, madera con acero que lanza una varilla a más de 4 metros impactando en tan bello animal. El tiro no es bueno, desde abajo hacia arriba y muy lejos, aun así, la espoleta hace su tamaño y me hago con ella. La abrazo y remato, aún impresionado por el disparo que acabo de conseguir.
Ya toca la vuelta, a nado, contracorriente, hacia donde dejé el coche.
Son días de esos en los que, pese a empezar mal, te sales del agua con la satisfacción de hacer las cosas bien.
Cuidense señores !