Es sábado, la una de la mañana, el trabajo a requerido unas horas extra a cambio de las vacaciones de semana santa. No sé yo si dentro de cinco horas cuando suene el despertador me voy a levantar. Al final la pasión puede más que el sueño y el cansancio y a las ocho menos cuarto ya estaba haciendo esperas por la orilla, la brisa de levante me da buenas sensaciones, que el mar de fondo me quita.
Pasan dos horas y parece habrá porra. No se vé ná... literalmente, pues la visibilidad va del metro al metro y medio. Por casualidad caigo sobre una cueva conocida, y veo que las castañuelas están dentro, y eso, da que pensar... unos metros más al este hay una zona de posidonia entre piedras, allí cayó un dentón a principios de este enero así por probar
Desde arriba ni se intuye el fondo, y eso que no hay ni siete metros de profundidad. Bajo y me acomodo entre el alguero, me escondo y "los llamo", pasa el minuto reglamentario y aparece entre la bruma un banco de lisas, rondan el kilo y medio, busco lubinas que no aparecen... algo pasa! las lisas salen escopetadas hasta me parece escuchar gritar a algunas
miro al frente y aparece un bulto y el brillo de un ojo. Veo que mi fusil tiene la alineación correcta hacia ese lomo que prácticamente se apoya en mi varilla y así aprieto el gatillo, a quema ropa.
El disparo suena distinto, es un chasquido, el bulto se ha esfumado y no noto el tirón del carrete que esperaba, confuso subo a la superficie. Pienso que lo he fallado pro noto peso al otro lado del nylon… bajo a ver que pasa, y compruebo que el pez esta “plantado” en el fondo aparentemente con la espina rota. Casi se me sale el corazón por la boca cuando veo que puede liberarse de la varilla pues esta a malas penas le queda punta… “vuelo “ a por el fusil de reserva, y tras unos segundos eternos la pieza está en mi pasa peces.
Record personal pues dio en la bascula 6,810kg.