¡Buenas a todos! El otro día por fin pude sacar una pieza que se me resistia, un pargo bocinegro de 5kg. No es lo mismo, pero el año pasado perdí una sama (parga) de entre 10/13 kg cuando ya tenia la varilla en la mano. Y mi querido estrecho me debía un pescado en condiciones, de los que me faltaba por tachar de mi lista... ¡Y no fue nada fácil!
Un dia con algo de marea, mucho comezon y muchisimas bajadas, en todas pensaba que me iba a entrar un bicho, pues la boga caía al fondo conmigo y se pegaba al fondo, buscando los laterales de las barras.
¿Dentones? Sabía que había depredadores cerca, el escenario era el idoneo para el denton, todo me suena y me trae buenos recuerdos... Con este panorama veo un GRAN denton (calculo que más de 6kg) cazando por encima de la barra, el no me ve y yo no lo tengo a tiro, pero me da esperanzas...
Espejismo. Bajada tras bajada con semejante ambiente, todas infructuosas.
Y donde menos lo esperas cuando menos lo esperas y cuando más lo mereces llega el premio. Me dejo ir con la marea y diviso una barra algo más baja. Me da buena espina, pero en cuanto caigo tuerzo el morro, no hay ni u a boga, ni sargos... nada. Prosigo con la espera, larga, bien escondido... cuando de repente diviso un bulto a mi derecha, viene, viene... es un pargo? Una urta? Pensaba que era una urta, venía "rapado" con las espinas plegadas y la boca abierta, pero blanquito... Es un buen pargo, pero no se pone a tiro.
Empieza a pasearse de lado a lado, sabe que yo no lo tengo a alcance. Pienso en dispararle, pero es muy arriesgado, asi que decido no apuntarle, no mover un músculo, ni si quiera lo miro directamente, la espera se alarga, pero voy bien de pulmones...
Y por fin, EL decide acercarse un metro más, viene de frente y ya si le apunto, pienso en un tiro frontal cuando justo se pone de lado y clava su ojo en mi (me flipó) ya solo tuve que apretar el gatillo, un tiro lejano (3 metros calculo) pero certero, en la mitad del pescado, pienso que le he roto la espina, pero que va... Veo que salen apenas 3 dedos más de la espoleta y el pescado empieza a correr (aunque se ve que va tocado) a rozarse con las piedras, hasta que al final se mete en una pequeña raja. Me ventilo bien (estaba algo más profundo de lo que pesco habitualmente) y voy a por el... hasta que no lo aprieto contra mi pecho no estaba seguro de que ya era mio....
Me hace especial ilusión por que es el primero que pillo. Un pez tan desconfiado y una espera que sin duda no pintaba bien... Gracias querido estrecho, a veces la suerte está de nuestro lado.