Como ya sabéis, vivo en Madrid y pesco muy pocas veces al año. Para más inri, en mi sitio favorito de pesca (Cádiz capital) no se puede pescar muchas veces por falta de visibilidad
La semana pasada junte unos días libres y me bajé al sur. Saqué una mañana libre para pescar y allí estaba al alba enfundándome el traje, sin mucho frío en este noviembre tropical 2017
El agua estaba más que buena, 7-8 metros de visibilidad en algunas zonas, en otras con algo más de profundidad 3-4 metros, mucho más que suficiente para los que nos hemos criado en estas aguas
Voy nadando un buen rato directamente a un cantil paralelo a costa entre los 12-15 metros y me dejo llevar por un hilo de corriente durante varias horas. Sin ver grandes piezas hay bastante vida, sobre todo sargos, borriquetes, jancos, breados... disfruto muchísimo cada espera, que por cierto dejan mucho que desear en mi estado de forma actual y con tan pocas horas de agua los últimos meses.
Es lo de menos, sabéis que nunca he hecho el borrico en el agua ni estando muy muy en forma. Y además ahora me sorprendo con una dosis quizás exagerada de prudencia pensando casi en cada bajada en el bebé de año y medio que me espera en casa y otro que viene de camino. Cosas de la edad supongo
Para resumir os voy a contar tres lances que me llevo grabados a fuego, sabe Dios cuando volveré a poder disfrutar instantes parecidos
Estoy pescando muy tranquilo y agustito, preparo la bajada, me poso en unos 12 metros al lado de una piedra grande mirando hacia la arena, aparece un banco de unos 30 sargos picudos, muy tranquilos, y de repente surgen de detrás unas sombras rosas, son 5-6 pargos, no se me arriman del todo pero puedo disparar apuntando al más cercano
Sigo a la deriva y en una zona de piedras grandes, me encajo entre dos bloques, estoy bien escondido y justo enfrente tengo una piedra enorme, hay bastante castañuela de las que casi no he visto en todo el día. Aparecen sargos, borriquetes... de repente desaparecen todos, las castañuelas se asustan, el corazón se me va a salir y aparece un señor denton de unos 6kg. Está lejos y desconfiado, no está a tiro, me escondo todo lo que puedo, vuelve a darme una pasada pero no me quiero jugar un tiro tan lejano, desde aquí no creo que lo pueda atravesar. Se me acaba el aire y subo. En siguientes bajadas por la zona no nos volvimos a ver. Pero que bonitos son debajo del agua!!
Y para mí, la guinda del pastel, cuando se me echaba la hora encima y ya estaba casi empezando a volver a costa. En un fondo de unos 14 metros, con piedra sueltas y cascajo, me poso muuuuuy suavecito, vienen a verme unos bancos de borriquetes, jancos y sargos, hay muchísimo pescado. Aparece un breado como de 1,5kg... apunto, voy a disparar... pero pienso que ha entrado muy rápido, a ver si hay otra cosita por la zona... lo dejo ir y 10 segundos después me aparece por el rabillo del ojo cruzando de izquierda a derecha una urta preciosa, mi pieza favorita. Viene muy lentita y la tengo cerquísima, saboreo sus movimientos y sus colores
. Justo cuando llega al frente del fusil me encara, no quiero tirarle de frente, y se va girando desssssssspaaaaaaaasiiiiiiitooooo ofreciéndome un tiro "en el sitio" a placer
No os podéis imaginar cómo he disfrutado este lance!!
Con este subidón doy por concluida la jornada y me vuelvo a la orilla más contento que estás castañuelas
Abrazos
PD: cómo estaba el pargo al horno!!
PD2: adjunto las fotos en el servidor para no perderlas, hay que estar logeado para verlas