Pues sí, unos hibernan cuando toca, en invierno, y otros lo hacen en Agosto, incompatible la pesca que hago y con la que más disfruto con saturación que hay tanto para poder aparcar como dentro del agua.
Llego al lugar y la primera captura es aparcar, al final consigo un sitio en el límite del bien y del mal
Ya en el agua el viento fuertecillo hace levantar bastante ola que golpea contra el acantilado y retorna bien pero el agua está clara y empiezo la pesca, no se ve mucho movimiento y aunque está lleno de vida pequeña, castañuelas, chucla, boguita y demás, éstas campan a sus anchas con una tranquilidad pasmosa.
Sigo haciendo mis acechos y esperas y en una de ellas me está entreteniendo un abadejillo que rozaría el kg, que venía a verme haciendo la vela y así estábamos los dos, cara a cara observándonos, cuando se cansa de mi y se gira para irse hago lo propio y voy a empezar mi ascenso cuando veo que justo en ese momento me pasaba por delante a media agua una hermosa dorada, alargo el brazo, disparo, la recupero y a la boya. Es una bonita dorada y como pinta el día ya estoy más que satisfecho con el resultado.
Continuo mi camino sin ver nada más hasta que caigo en una zona que promete y al momento veo los típicos bandazos contra las piedras del pez pasto, son 3 o 4 dentones, compruebo que no hay ninguno más grande que los acompañe y en la segunda aproximación cuando ya se están yendo apunto al más gordito y rezagado, tiro lejano que le entra por la cola y le sale por la agalla...éste sube sin problemas, la pesca está hecha.
Voy volviendo mientras hago bajadas para disfrutar del agua que estaba de lujo y de la vida de los fondos, bueno, y si se hubiera puesto algo más a tiro le zumbo eh!
Os dejo un par de fotos.