Fue la semana anterior a mi llegada a Venezuela. Manuel es muy reservado, me envió las fotos y no me dijo nada el muy cabrón
.
Luego logré sacarle que lo capturó a 25 metros de profundidad. Lo vió en la promera bajada que hizo, pero estaba lejos (estos meros no son como los Europeos, estos nadan sobre la arena). Luego volvió a bajar y lo volvió a ver, pero aún más lejos. En la 3era bajada, no lo vió, pero de repente, mientras estaba posado en el fondo, vió llegar ese autobús de frente. Me dice que el disparo lo apagó en el acto, que subió a la superficie como una boya inerme. Luego, lo colgó a la boya para seguir pescando y al sacarle la varilla de la cabeza, le entró el diablo al mero y revivió
. Me dice que comenzó a nadar en círculos y arrastraba el bote con él. Entonces, como pudo, lo logró subir al bote (ultimamente, Manuel está yendo a pescar solo) y me dice que daba unos coletazos que se levantaba medio metro del piso del bote (yo imaginándomelo, me cago de la risa), entonces se le acostó encima como si estuviera montando un toro en un rodeo americano
. hasta que logró dominarlo (metiéndole los dedos en los ojos) y finalmente lo remató con el cuchillo (que el de él es bien pequeño, de esos que se llevan en el cinturón).
Yo llegúe a comerme un par de buenos platos de "Cazuela de Mero" y puedo decir que estaba excelente