El fin de semana pasado había decidido abandonar la pesca
, tras una bronca monumental con la mujer (no soy capaz de llegar a la hora, parezco la Renfe
)
Este fin de semana he vuelto a pescar (si, Carlos, hasta que no exista el proyecto hombre para dejar la droga de la pesca, lo tengo crudo para dejarlo. Resérvame ese RG
), parece que ha considerado que mejor comer pescado fresco que comprarlo en el supermercado
.
A lo que vamos, está claro que ha empezado el verano y que empiezan a salir de sus cuevas de hibernación la fauna dominguera.
El Sábado, hacía un día fantástico. Mar plana, calor, sol y una visibilidad de unos 5 metros, lo que es todo un lujo en la zona donde suelo pescar. Increíble, podía ver el fondo, elegir dónde hacer la espera y era capaz de ver si había o no pescado alrededor y por dónde entraba. Guau, guau, guau. íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡Qué buenas vibraciones!.
Me equipo y me voy con la boya mar adentro. En la orilla, a la izquierda, un padre dominguero con un fusil de 60 y tridente, junto con su retoño, con fusil de 50 y tridente. Kit típico de supermercado, lleno de colorines y cogiendo pulpos y sepias de 10 cm. Me trago la mala leche... hay que concentrarse en la pesca... Nado mar adentro y veo una roca que sube desde unos 5 metros a dos palmos de la superficie. Bajo la roca, un fondo muy interesante, con agujeros, pasadizos, cascajo, alga... (vamos, que ésto a 10 - 12 metros es coto de caza mayor, seguro). Fondeo la boya y me dedico a hacer esperas... se ve pescado... pequeño... pero hay vida... buena señal. Detecto un ruido arriba, como un chapoteo... íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿un coletazo? íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿?... NOOO, tres veraneantes han decidido adentrarse, amparados por la seguridad de mi boya y van con la red llena de caracolas. Me rodean por todos lados y no hay pescado que se acerque.
Recojo la boya. Miro a la derecha... hmmm a unos 100 metros otra boya, miro a la izquierda... narices, otra boya a otros 100 metros. Qué le vamos a hacer, decido ir para la izquierda, lejos del pescasub de la izquierda (no llegué a verlo ni a saludarlo).
Bueno... finalmente... encontré otra buena zona con cascajo, entre 3 y 4,5 metros. Como había visibilidad, pescar o no me daba lo mismo, porque estaba disfrutando como un enano con el fondo.
En una espera... me entran tres lisas, por el rabillo del ojo. La primera, la más gorda, ya estaba muy pasada, así que me concentro en la última, de 1 kg. Apunto y... zas... al pasador (por cierto, a ver si alguien me explica cómo rematar instantáneamente a una lisa o mújol, porque me ponen de los nervios).
A 4,5 metros, encuentro dos piedras que crean como un pequeño cañón, con otra piedra pequeña que cierra el cañón. El sitio ideal para una espera,
vaya... Me preparo, me sumerjo, me coloco tras la piedra frontal... y... una nube de sargos se pasea frente a mí
. Son demasiado pequeños pero... íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡vaya cantidad de pescado que estoy viendo hoy!
, entre la nube, distingo una forma nueva para mi... eso parece... parece... :oíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡coño! íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡es un dentón!
, es pequeño, de medio kilo, pero íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡es un dentón!
... venga... a ver si me entra... Está indeciso y decido ejecutar la mísma técnica que uso con el resto de espáridos... agacho la cabeza tras la piedra y hago un "cu-cú"... íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿picará?... íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡Ha picado, ha picado! íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡Ahí viene, como una moto, con la barbilla levantada y aire autosuficiente!. A unos 3 metros, empieza a girar a su derecha. íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡Eh, eh, eh!, atención, que este no entra más. Apunto... disparo... GUAU... íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡Mi primer dentón!. Una birria de pescado para los que están hartos de pescarlo pero, para mí, ha valido más que una serviola de 15 Kilos. Esa misma noche honrará nuestra mesa, cocinado al horno, con una almejas marineras de vermut y regado con un buen Mustillant de Gramona. Finaliza el Sábado con la pescada de un corvallo de ración. Bueno, no está mal.
El domingo vuelvo a la zona. El agua está peor, hay unos 2 metros de visibilidad y voy un poco perdido tratando de encontrar dónde mirar. Al final, caen una lisa de medio kilo, un sargo picudo de medio kilo, una doradilla de ración y otro sargo común de ración.
