Como ya prometíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬,os cuento de mis ultimas chernas mediterraneas en el mes de junio al "acecho" (ahora, síƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ síƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¨ que quiere decir!)
La primera la cojíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ en un lugar donde hay paredes muy altas que se hunden hasta 27 metros, derechas como un biliardo y que yo de norma omitia de revisar por sus falta de reparos. Esta vez, pero, notíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¨ una pequena mancha de (
no síƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¨ como les dicen) tanute, un pescado parecido al sargo pero de distintos costumbres, que usualmente se queda a media agua afuera de las escolleras: en vez flotavan a unos 10 metros imoviles, cerca de un realce insignificante, cui nunca hice caso antes.
Me bajíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¨ con todas las precaucciones necesarias para no asustarlas ya que podian mirarme muy bien, entre la sombra que creaba la pared.
La cosa funcioníƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚² y las tanute se quedaron mirandome a unos centimetros sin huirse, y alguna ya era buena, de 1 kg hasta 1,5 kgs.
Habia intuido la presencia de algo grande, probablemente chernas, pero la cosa me estranava, ya que no conocia la existencia de cuevas por allá. Llego lentamente al realce y encuentro una chernita de un par de kgs que se vira y desaparece atras de la piedra. Veo que se abre una hendedura a mi derecha, qui sigue hasta el fondo y, entonces, decido de pasar por allíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬.
Como empiezo a enfilar el fusil (un viejo Sten 130) aparece una sombra
respetable: un chernon de al menos 15 kgs. No me habia visto, nadava fuera de su cueva (que tenia que estar atras del realce), y se va a parar
casi enfrente a mi, mirando el mar abierto, dandome la cola.
Ya esta casi a tiro, pero no me confio y, como el aire se me esta acabando, me decido: la punto y cojo impulso con las piernas atras en la roca. La cherna se vira a mirar que pasa, pero no se lo dejo hacer completamente y disparo: la varilla la coje en el muslo atrás de la galla izquierda. En siguida empiezo a recuperar la "soga" con las dos manos, porque tengo 4 vueltas de fusil afuera del carretel y tengo miedo que se me encueve; en un primer momento la cherna se tira pa' afuera, pero como realiza que no se puede quitar la varilla, regresa a su cueva para "
arroccarse".
Yo alo y ella tambien: ninguno avanza para su destinacion, solo que a mi el aire se me esta acabando, y ya pienso en el sueltar todo, cuando la cherna se rinde y empieza a venir. El ultimo metro es tremendo y me toca empujarme con el izquierdo sobre una punta de piedra para alcanzar el aire, pero al menos la cherna ahora esta lejos de su cueva. Cuando la miro me doy cuenta que la varilla esta saliendo de la carne y se queda pegada solo con un pedazo de piel!
En siguida suelto la traccion, resignandome a que se encueve: la cherna, no sientendose alar más, de repente se mete en el primer hueco que encuentra. Y eso no era un hueco de cherna: la suerte quizo que se metiera en un oyo ancho y con un solo obstaculo en el medio, casi en superficie. Me la miro y me dá casi lastima: esa es una cherna más grande de lo que pensaba: pesara 20 kgs, no 15. Cola y parte de la cara salen de la torre atras de la cual se escondiíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚², y me mira asustadisima. Y pensar que, con su potencia, si solo diera dos colazos seria libre de esconderse en su fortaleza, saludandome por siempre...
No la puedo alar, si no se suelta en un segundo.
Decido de regresar (a pies!) hasta la casa para tomar el 70, pero ya es muy tarde, y me imagino que sera noche cuando volveríƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¨.
Ya me hize un aragan, no tengo más 22 anos: tengo el doble.
Dejo la cherna allíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ encuevada, y fijo el fusil y la soga a las rocas. Si manana se quedará aqui todavia, se habrá merecido su fin.
El manana por la manana vuelvo con un 70 oleo y un arba 110.
Cojo en siguida dos sargos de un kilito antes de llegar al punto: la cherna esta allá todavia! Increible, no se moviíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚² por toda la noche!
Le tiro en la cabeza y la saco rapido: esta vivisima todavia y se faja hasta que no le meta dos dedos en los ojos, despues me voy hacia un balconcito de piedra que se abre a unos 50 metros de allíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ para trabajar con calma.
Mientras nado con las manos ocupadas me doy cuenta de otra cherna que flota cerca de su cueva a unos 15 metros de profundidad.
Me paro y estudio la situacion: esa es más chiquita y pesará 7-8 kgs. No me viíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚², sorprendentemente, y aprovecho para aplastarme contras la pared y mirar. Me estudio la estrategia y vuelvo atrás para fijar boya, fusilito y cherna grande a la pared. Armo el arba 110 y me acerco de nuevo: la cherna ahora esta apoyada al fondo, camuflada. Hay una "cordillerita" vertical que termina a 5-6 metros de la cueva de la cherna, y que le corta la salida, dandome tambien una buena ocultacion. Si me bajo siguiendola, llego ya en buena posicion: saliendo de allíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ con la escopeta me meto en el medio de su camino para la cueva, y debria pasarme adelante.
Me bajo con cuidado y me asomo con la sola careta: la cherna me nota en siguida y, con un colazo nervioso, se levanta y se dirige hacia de mi.
Hago en tiempo a sacar la punta del arba y a tirarle enfrente, cojendola en la galla, con salida en la tripa. La varilla bloquea su entrada, yo me levanto, soltando el carretel, satisfecho.
Cuando salíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬, parecia San Pedro despues de la pesca milagrosa en el lago de Tiberiade.
No soy un especialista de cuevas, la mayoríƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬a de mis chernas siempre la cojíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚¬ afuera, con fusiles potentes. Trabajar para sacarlas ya me bastíƒÆ’í†â€™íƒâ€ší‚² 2 o 3 vezes.
Peso 19 y 8,5 kgs. Sargos: 1, más o menos.
