Autor Tema: Para las esposas este relato es ejemplar  (Leído 654 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado prometheus

  • Usuario 1.000 - 4.999 posts
  • ****
  • Mensajes: 1353
  • Sexo: Masculino
Para las esposas este relato es ejemplar
« en: 15 de Diciembre de 2006, 08:42:38 am »
             Autor Desconocido


                Se presentan ante el juez una pareja con sus respectivos abogados, ya que

están en trámites de divorcio. El abogado de la mujer reclama para la mujer el 50%

de la venta de la casa, propiedad de los dos cónyuges, así como una pensión de por

vida por la cantidad de 500 dólares, que según enumera, será para cubrir los gastos

de electricidad, teléfono, y una pequeña lista de gastos mensuales.

          El abogado del hombre protesta, alegando que el hombre no tiene ninguna

obligación hacia su mujer toda vez que ya los hijos son mayores de edad, están

casados y que ella bien puede ir a trabajar y mantenerse por sí misma y que ella

nunca contribuyó a la manutención de esa casa, ni aportó ningún dinero para la

compra de la misma.

          El juez escucha ambas partes y se queda indeciso por un momento leyendo los

documentos. De pronto, se escucha a la mujer llorando y el juez le dice:

- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Qué le pasa señora?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Señor Juez, yo creo que es cierto. Así que voy a aceptar la sentencia de divorcio sin

ninguna obligación de parte de mi marido hacia mi persona. Después de todo, yo bien

pudiera ser una mujer profesional e independiente.
El juez le pregunta: - íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y por qué usted no se convirtió en una mujer profesional e
independiente? íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Hubo alguna razón que se lo impidiera?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Realmente, Señor Juez, no había ninguna, fueron decisiones tomadas voluntariamente por mí.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
-íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿ Pudiera ser más explícita y enumerarme esas razones que usted alega?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“ Bueno, cuando me casé, yo acababa de graduarme de la Escuela Secundaria. Mi

intención era estudiar enfermería, pero no había dinero para pagar los gastos de dos

personas estudiando, así que le dije a mi esposo que estudiara él y luego lo haría yo.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚

- Bien, y íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿qué pasó?, íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿por qué cuando él se graduó de ingeniero, no estudió usted?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Pues, verá, él me pidió que tuviéramos nuestro primer hijo, ya que llevábamos cinco

años casados y aún no lo habíamos tenido.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y, qué pasó después?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Nada, el niño nació, pero él no quería que el niño fuera cuidado por personas extrañas, y yo entendí que el tenía razón, así que decidí quedarme en la casa con

nuestro hijo.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y, qué sucedió luego, cuando el niño creció, por qué no fue usted a estudiar?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Porque ya para entonces tenía dos hijos más.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Dos más?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Sí, verá usted. Cuando tuvimos el primer hijo, mi esposo me dijo que debíamos tener

un segundo para que el niño no se quedara sin hermanos, así que tuvimos el segundo

tres años después, pero era otro varón.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y qué tenía eso que ver?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“No había ningún problema, estábamos muy felices, pero mi esposo me dijo que para

que la felicidad fuera completa, debíamos tratar de tener una niña.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y...?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Pues cuando el segundo hijo tenía ya 4 años, quedé embarazada y tuve a la niña.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- Y entonces íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿por qué no estudió cuando ella creció?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Porque no había quién llevara al mayor a las prácticas deportivas, ni quién los llevara

a la escuela, pues el autobús los dejaba muy lejos de la escuela. Temiendo por su

seguridad, mi esposo y yo decidimos que yo los llevaría a la escuela y los recogería.

Así las cosas, dejaba al mayor en la secundaria, seguía con el segundo para la escuela

primaria y regresaba a la casa con la niña a preparar todo para la tarde. Cuando los

recogía, dejaba al mayor en las prácticas de judo y al otro en las de fútbol y seguía

con la niña para las de ballet.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
 
- Entonces, íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿siguió usted posponiendo su educación?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Sí, Señor Juez, lo hice por mi propia voluntad.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- Y cuando sus tres hijos se fueron independizando, íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿por qué no ingresó usted a la

universidad?

íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Para entonces la madre de mi esposo había enviudado, se enfermó y necesitaba de

alguien que la cuidara. Así que hablamos del asunto y llegamos a la conclusión que no

la íbamos a poner en un asilo, sino que la traeríamos a vivir con nosotros, ya que los

hijos estaban fuera.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y cuánto duró esta etapa?

íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Bueno, unos seis años. Ella tenía Alzheimer y como la cuidábamos tan bien, pues su

decadencia no fue rápida. Murió de un ataque al corazón, después que llegamos del

paseo que todas las mañanas dábamos por el barrio. A ella le encantaba darle de

comer a las palomas en el parque.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- Y mientras tanto, quiero decir, durante todos esos años, íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿había alguien que le ayudara?

íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Ayudarme, a qué?íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚

- Pues a limpiar la casa, cocinar, quiero decir, las labores normales de un hogar.
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“No, realmente, mi esposo ganaba muy buen sueldo, pero figúrese, eran tres hijos

para criar y educar, y el costo de la vida cada vez subía más, así que yo trataba de

ahorrar.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y cómo ahorraba usted?

íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Pues, en lugar de llevar la ropa a la lavandería, yo la lavaba en casa, planchaba toda

la ropa de mi esposo y la de los muchachos, arreglaba el jardín; esto era lo que me

costaba mayor esfuerzo, pues yo tengo problemas de la columna, pero yo hacía el

esfuerzo y le aseguro que nuestro jardín no tenía nada que envidiarle al de nadie en

nuestra calle.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y quién cocinaba, usted también?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Por supuesto, mi esposo odiaba la comida de los restaurantes. Como el tenía que

almorzar por fuera de casa con sus clientes tantas veces, decía que nada como la

comida que yo le preparaba.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- Y por supuesto, usted no iba a esas comidas.
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿A qué comidas?íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- A las de su esposo con sus clientes.
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“No, no tenía tiempo. Precisamente, fue en una de esas comidas que conoció a

Patricia.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚
- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Patricia?, íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Quién es Patricia?
íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Su novia, la joven con quien se va a casar cuando terminemos el divorcio.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚

- íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Y cómo sabe usted que se va a casar con ella?

íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“Porque me encontré con ellos en casa de unos amigos comunes el día que estaban

dando la noticia de su compromiso.íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚


El juez se quedó mirando a la mujer y al ex-esposo. Se levantó, cogió las carpetas con

todos los papeles y se retiró.

Todos se quedaron mirándose unos a otros, alguno encogió los hombros y se

sentaron a esperar que regresara. Al poco rato el juez regresó.

Se sentó y se ajustó las gafas. Entonces, cerró las carpetas, las puso a un lado y dijo:

- Señora, he revisado cuidadosamente estas demandas, y he llegado a las siguientes

 conclusiones:
PRIMERO:
El divorcio se adjudica con fecha efectiva a partir de hoy.
SEGUNDO:
Su esposo no tiene que pasarle una pensión.

Al oír estas dos decisiones, el abogado y el marido se miraron con inteligente regocijo.

El juez prosiguió.
TERCERO:
*   Usted se queda como dueña absoluta de su casa. El Mercedes Benz propiedad de su ex-esposo, la cuenta de ahorros, la de cheques, las pondrá él a su nombre inmediatamente sin tocar un solo centavo o lo tendrá que devolver.
*   Igualmente la declaro beneficiaria absoluta de sus seguros de vida, así como de

sus planes de retiro.
*   También será obligación de su ex-esposo seguir pagando su seguro médico hasta

que usted muera.

Mi decisión se basa en la suma de todos los sueldos que como administradora,

cocinera, chofer, servicios de lavandería, jardinería y enfermería, usted prestó a su

esposo, incluyendo hijos y suegra.

Esta decisión será apenas una retribución parcial de salarios retenidos por los

veintiséis años de servicios ininterrumpidos que usted ha prestado. Como hay que ser

objetivos, sabemos que su esposo no podría pagar esa deuda, de ahí que pagará lo

que si bien no es suficiente, será relativamente justo. Además, él pagará sus gastos

de educación, transporte y libros, si usted decide regresar a la universidad a estudiar

la carrera que elija.

íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¡HE DICHO!
 

Tags: