Teak Sea: Una historia de amor y odioíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
El Sábado pasado salí a pescar desde íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“La PargueraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ en el bote de Juan con Cacho, Fafa y su hermano mayor, Athos.
El programa era como siempre buscar sitios nuevos mirando las cartas marinas. Como últimamente yo me había pasado de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“sabioíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (o suertudo
) escogiendo los puntos, me delegaron nuevamente la responsabilidad de escoger a mi. Escogí una especie de península submarina con profundidades que iban desde su punto más alto en unos 15 metros hasta su punto más profundo en 25 metros, para luego caer a casi mil metros de profundidad en lo que se llama íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“El Drop de La PargueraíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â.
Mi intención era la de también probar cómo había quedado mi TeakSea luego de ponerle un plomito en la punta, unos obuses más largos (mientras se ablandan un poco las gomas, porque los machos cargamos gomas cortas y duras, pá hombre, vamos!
) y una varilla Pelaj con la aletilla por abajo. También me llevaba las gomas originales de 17 mm por si acasoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Y la varilla Devoto con tres mini íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“sharkfinsíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. El asunto era probar a ver cómo me iba mejor. La configuración inicial sería doble goma de 19 con varilla Pelaj. Luego iría probando a ver cuál me gustaba más. El plomito lo equilibré en la piscina, pero la puntería no la pude practicar ya que la última vez que se me ocurrió con ese fusil, le abrí sendos huecos a la pared luego de dos disparosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Llegados al punto (con un mar que parecía una batidora, pero agua clara al ser a 7 millas de la costa), me preparo, rezo mis oraciones y me dispongo a cargaríƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Primera goma: La monto con algo de dificultad en la primera muesca, pero lo logro sin tanto sufrimiento (he estado entrenando, ah!
).
Segunda goma: Intento montarla de un solo jalón en la segunda muesca, pero me siguen faltando los dos putos centímetros! AAAAARRRGHHHH! NADA! No puedo!
Piensa Marco, piensaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Ok. Vamos a la primera, con mucho cuidadito y sin soltar las gomas mueves el fusil al esternón y montas en la segundaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. FUNCIONA!
Pero al soltar las gomas siento: íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“TCHIANGGGGG!!!íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ Coño! Se rompió el obús!
:-[Pienso. Pero no, se salió de la goma el nudo del obús. Ya cuando lo había montado no había quedado muy convencido. Utilicé un hilo que se usa en la pesca mayor para amarrar la carnada viva, muy parecido al hilo dental (ya viene encerado), pero se me rompió varias veces cuando quise apretarlo con fuerzaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Cambio de planesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Como quiero utilizar la varilla Pelaj (más pesada que la Devoto y con aletilla por debajo) tengo por fuerza que poner una de las gomas de 17 mm y dejar la otra de 19mm (es que la Pelaj tiene solo dos muescas).
Vuelvo al bote, agarro la goma de 17, se la pongo al arpón y cargo. Tan rápido como decirlo!
Hago un par de bajadas en la zona profunda a ver si me llega íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“algoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ desde el abismo, pero no se ve nada. Entonces comienzo a nadar hacia la parte más llana (ya se han visto casos
) y veo unas íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“lenguasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ de arena en medio del arrecife de coral, el hábitat preferido de los Pargos Cebadales (Samas). Me preparo bien y hago una bajada. Hay 18 metros. Llegando al fondo veo al que sería mi primera víctima de la jornada; un lindo cebadal que está muy tranquilo en el veril entre la arena y el coral. El disparo es a quemarropa y no fallo; entra por la línea lateral y sale por el ojo. Fulminado!
Eso me da confianza pero no es lo que quiero probar, quiero disparos largosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Limpio el pescado ahí mismo y cargo rápido, mientras las tripas van bajando al fondo y una nube de íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“pirañasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ (Ballestas negros, que si atacaran al hombre ya se habrían merendado a más de uno
) se las va comiendo. Lo poco que llega al fondo hace su trabajo y llegan otros dos cebadales. Estos más nerviosos. Les hago una caída, pero en los últimos metros de mi bajada se comienzan a alejar. El más cercano está a unos 4 metros de la punta de mi arpón, un tiro impensable con mi Omer 110, pero tengo un leño doble goma y se supone que es para esoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Apunto bien, disparo yíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.. el pargo en el hilo!
(debe tener un alcance de unos 5 -6 metros este arpón!). Pero el tiro es alto! Me cago en su madre!
Subo y suelto todo para que no se rasgue, pero es inútil; veo como se debate estrujándose con el fondo y yo sin nadie al lado para que me lo remate. Desde arriba, con mucha tristeza, lo veo desgarrarse y nadar hacia los corales y lo pierdo de vistaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Intento cargar, pero me enredo todo con el monofilamento (dos vueltas) y me tardo más de lo acostumbrado, inclusive para cargar una sola goma, que era más que suficiente. Después me enteraría que Cacho vió una gata (Tiburón nodriza) persiguiendo al pargo malherido entre los corales.
Me mantengo en la zona, ya que cuando el pargo estaba debatiéndose en el fondo, se acercaron sus dos hermanos como queriéndolo ayudaríƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ Y uno era bastante grande. De pronto, veo una sierrita y le bajo. Apunto de lejos acordándome de corregir el tiro alto que siempre me han dado las varillas con aleta por debajo y le doy. La dejo en el hilo temblando. Le di en la cabeza, pero alto otra vez
, sin embargo al tocarle el cerebro, queda íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“secaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â. Cargo el arpón otra vez, esta vez con la sierrita en el hilo, para limpiarla cuando esté listo. Se repite la escena; las tripas cayendo, las pirañitas comiendo, pero de pronto todas se separaníƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Es una picúa (barracuda) de tamaño más que respetable que se acerca curiosa. La veo comer las entrañas de la sierrita y quedarse en el fondo como atontada (digiriendo). Le bajo y nuevamente se aleja (no estuve muy fino con mis caídas), disparo de lejos (nuevamente corrigiendo hacia abajo) y la varilla da justamente donde quería: en la línea lateral, justo detrás de la agalla. Parece que le encontré el punto al jodío arpón!
Como ya he comentado con anterioridad, las picúas son íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“cacaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ en Puerto Rico, por la alta probabilidad de que tengan ciguatera, así que cada picúa que se pesca, se sacrifica para engodar y atraer peces más nobles.
Comienzo a picotearla y se forma el festín de las pirañitas! Cientos de ballestitas negros comiendo los pedazos de picúa sin dejarlos caer al fondo
(que es donde atraen a los pargos). De pronto, desaparece todo el mundo (PERO TODOS!) Y veo un tiburón gris bien grandote remoloneando por el fondo, atraído por el olor de la carnada. Era un animal de unos 200 kilos. Pienso que puede ser un buen íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“testíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ para mi leño y le bajo, pero no es pendejo y sabe muy bien cuáles son mis intenciones. Se aleja lentamente, pero los pargos no vuelven más.
Al final, estoy contento porque de 4 tiros que hice, pegué los cuatro
. Tres de los cuales muy lejanos (a distancias a las que yo nunca disparo) y le estoy cogiendo el punto a mi arpón. Ya este fin de semana lo probaré de nuevo con las dos gomas íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“pá hombreíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ a ver cómo se comporta.
El bote de Juan:
El obús "saltón":
Detalle del plomito que le puse al arpón:
Cómo tuve que pescar:
Los peces:
Cacho sonriente muestra la pesca
:
Esta foto no la había posteado, pero es un detalle del "camuflaje" que le hice a mis aletas. Una mierda, pero es menos chillón que el azul que tenía de fondo...
Una foto que le tomé a la "guagua" de Fafa antes de irnos: