Esta mañana, pescando el la playa de Santa Comba en Ferrol, recuperé el miedo que sentía cada vez que me iba al agua cuando vivía en Canarias.Ya casi lo había olvidado, ya que por estos lares tenemos la suerte de que no son tan frecuentes.
A mitad de la mañana,escuche los motores acercándose( menos mal que bajo el agua se escucha todo mejor ), y me asomé a ver que visita tenía: dos motos a carajo sacado, bordeando la orilla en paralelo. Algo me dijo que debía de acercarme a la boya, que tenía fondeada a cierta distancia.
Que bien hice, porque al segundo ya los tenía encima, y como no , en lugar de mantener la distancia de seguridad, los muy mamones se acercaron más. Uno de ellos tuvo a bien bajar la velocidad un poco para pasar a unos 5 metros de esa cosa flotante naranja flúor con una pelota negra con gafas adosada. No sé si el gilipollas dió pillado de qué se trataba.El otro como si no viese nada, a toda leche.
O sea que si no estoy pegado a la boya, sino a 5 metros , me parten la pelota y ni se enteran.
Vamos a ver , si a nosotros nos tienen por peligro publico , o casi, y nos miran con lupa que cumplamos todo a rajatabla, no vaya a ser que nos liemos a matar gente con nuestros fusiles por las dunas, quien cojones controla a esta gente, que se suponen ahora han de tener una licencia ( y entiendo que unos conocimientos básicos ).
Al menos me quedo tranquilo que por aquí aún no son una plaga, al menos por ahora.Lo siento por los que lo sufrís a diario, yo ya casi lo había olvidado.