...Habré venido a pescar?
Esa fue mi pregunta cuando metí la cabeza en el agua y no veía ni la punta del fusil. Y es que el sábado fue uno de esos días que empiezas mal, con la moral por los suelos viendo como está el agua y tras la primera bajada en la cual vi una urta que debió haberse venido para casa pero que por culpa de las condiciones no fue así, el pensamiento predominante era el de volver a casa. Pero me di un voto de confianza y empecé a buscar una esquinita en la que poder bajar sin estar acojonado en el fondo.
El ambiente era raro, como nunca lo había visto en esa zona, el agua sucia hacía que el pescado estuviera incomodo, asustadizo. El sonido de los coletazos era atronador y no me dejaba pescar cómodo. Seguí buscando esa maldita esquinita, pero nada no habia forma de ver mas de medio metro. Hasta que finalmente la encontré! Si! Un metro de visibilidad!
No se veía movimiento del pescado habitual de la zona, solo había algunas bogas pegadas a la parte alta de las piedra y alguna castañuela. En una de las pocas esperas (la 26 para ser exacto) que hice ese día, me posiciono bien, a gusto, muy cómodo, entre dos piedras y apoyado en otra; viendo el percal, no me esperaba que a los 50 segundos de estar en el fondo una sombra apareciera de frente y girara, sin darme tiempo a encarar el fusil, cuando de repente apareció una sombra gemela que pasó ajena a mi presencia y a la cual le asesté un disparo en la zona central del cuerpo, quedando ésta inmóvil un segundo y arrancando contra el fondo un segundo después.
Mi reacción fue muy rápida e instintiva al ver al animal yendo al fondo, el cual es rocoso y afilado, agarré el nylon y confié plenamente en que el material aguantara, tiré del nylon como un condenado (tragando agua y todo), no dejando al pez avanzar y ganándole el pulso hasta que lo tuve entre mis brazos. Todo esto ocurrió mientras la pareja que entró primero miraba. La satisfacción de coger esta pieza en esas condiciones os la podéis imaginar. Todo el verano esperando una pieza en condiciones y finalmente llegó, la persistencia y la positividad es nuestra mejor aliada sin duda. Como siempre que cojo un ejemplar así, disfruté despiezándolo con mis compañeros y sobre todo en la mesa.
Os dejo una foto y ahora subo un par más y a ver si puedo aparecer un poco más por aquí que lo tengo muy abandonado.