El pasado sábado me fui de pesca con el amigo Stefano, Italiano amigo de Marco y José Gregorio (Sumergido), que tiene poco tiempo en Venezuela.
5:30 a.m. lo paso buscando por su casa y emprendemos un viaje, que a juicio de la gente cuerda y sensata, no se puede hacer ida y vuelta el mismo día desde CaracasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
pero cuando amas la pesca ya no puedes ser más ni cuerdo ni sensato, así que lo hicimos ida y vuelta
Por supuesto, en el camino lo único que hicimos fue hablar de pesca y preguntarnos: íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€š¿Qué estarán haciendo ahorita los pescaditos que vamos a matar hoy?
En cierto punto, Stéfano me preguntó que cuales eran los peces más grandes que podríamos ver por allá, le dije que podrían ser picúas y posiblemente sábalosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
él se mostró sorprendido cuando le hablé del peso que pueden verse por ahí los sábalos.
Luego de llegar, unos pescadores amigos me dijeron que el lanchero con el que siempre salgo a pescar estaba enfermo y con una pierna fracturadaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
eso quiere decir que tenía que empezar de cero, buscando lanchero, cuadrar precios, horarios, sitios de pescaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
etc. Después de varias negociaciones, cuadramos con un lanchero que no es pescador, solo hace viajes para turistas, ni hablar de haber trabajado con pescadores submarinosíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ pero nos arriesgamos y aceptamos, lo cual casi me cuesta la vida en 2 oportunidadesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Comenzamos en un bajo pequeño de hasta 6 metros de profundidad. Al principio se veía bastante desolado pero luego de engodar con unos 5 ó 6 catacos (siguiendo los consejos del amigo Marco), comenzaron a salir unos parguetes bastante aceptables (no sé de donde), y el amigo Stefano y yo comenzamos a calentar los motores
Luego fuimos a un sitio donde suelen verse buenos sábalos si hay carnada. Yo me lanzo al agua de primero y apenas entro, veo 2 buenos sábalos de más o menos 15 y 20 kilos, bien mansos y confiados. Inmediatamente le grito a Stefano para que entre al agua y en lo que él se lanza, uno de ellos se le acerca y se coloca debajo de él, aproximadamente a 5 metros. Lamentablemente los nervios y la adrenalina traicionan a Stefano y dispara desde la superficie, la flecha pasó cerca de la cara del sábalo y éste huyó despavorido. Le dije que no importaba porque ellos andan siempre en cardúmenes grandes y seguramente veríamos más por ahí.
Después de un rato, veo un grupito de 5 sábalos, más o menos de 10 kilos y uno que tendría casi 30. me poso 2 veces para ver si entran pero ya estaban ariscos y el más grande era el más desconfiado y desapareció. Finalmente luego de una semi espera a media agua, me lanzo detrás de uno u con un tiro lejano, le disparo y lo bandeo con mi super CyranoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Minutos más tarde, revisaba unas piedras interesantes y cuando me dispongo a subir a la superficie, escucho el ruido de un motor muy cerca de mí
Detuve mi ascenso y al voltear, observo con asombro que un peñero venía hacia mí y (no sé como) me eché a un lado y las aspa pasaron a centímetros de mííƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
me provocaba descargarle mi fusil en una pierna al lanchero asesino.
Cuando el susto había pasado, vi otro grupo de sábalos, habían más de 10. Luego de varios intentos de acercamiento, logro dispararle a uno de buen tamaño (13,5 kilos), el tiro es malo, muy lejano, le di en la parte trasera del lomo y la flecha no lo atravesó por completo, solo lo sujetaba el pellejoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
No veía a Stefano para que lo rematara y el lanchero asesino tampoco estaba por ahí
Después de varios minutos de trabajarlo íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“con cariñoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ÂíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ logro lanzarme sobre el pez para hacerle el íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“abrazo del osoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ antes de que se soltara de la flecha
justo a tiempo
Lamentablemente Stefano no consiguió pescar ninguno, a pesar de su excelente apnea y técnica pero estoy seguro que tendrá muchas otras oportunidades.
Ya en otro sitio él logró pescar un bonito cebadal de más o menos 3 kilos a 24 metros de profundidad íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
no cualquiera baja a esa profundidad a hacer esperas prolongadasíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦
Después habría otro incidente con el íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“asesinoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â
Yo estaba nadando en la superficie, esta vez no escuché nada, solo sentí un fuerte golpe en mi aleta izquierdaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦ era él otra vez, me pasó casi por encima y yo ni lo sentí acercarse, esta vez cortó mi método o la cuerda que une la flecha con la boya
ahora si casi lo mato.
Por cierto, comprobé que la técnica del engode es efectiva, tal como me lo dijo el amigo Marco. Todas las picúas del lugar estaban ariscas y apenas eché 2 catacos desmoronados, llegaron 2 picúas hipnotizadas por la carnada cayendo y se colocaron debajo de mi a solo 2 metros
Ya como el cuento está muy largo, aquí les dejo algunas fotos de ese día. Saludos,