Berbería Dic íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¹í…“06
Ayer viernes, Fafa y yo planeamos una salidita de pesca a un cayo que está al sur de la isla (entre Caja de Muerto y Berbería). Ambos teníamos compromisos familiares el fin de semana y llevábamos casi dos meses sin agua por motivos climáticos (mar de mierda!
).
Además quiero desde hace días probar mi leño (Teak-sea 130 de 3 gomas 17,5 mm.) al que le compré una nueva varilla (Devoto 7 mm x 150 cm. con íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“miniíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ sharkfins) y quedó perfectamente equilibrado. Hice un par de disparos en la piscina de la casa, pero luego de abrir sendos boquetes en la pared
(a 7 metros de distancia
), desistí.
Nos acompañó Don Athos (papá de Fafa) y un amigo llamado Juan.
Llegamos al cayo y el agua se veía bien fea (verde y revuelta
), por lo que decido bajar con mi fiel 110 Omer. Normalmente la visibilidad en esta agua es de unos 20-40 metros, pero hoy no pasaba de los 3-4 metros.
Luego de cambiarnos vamos al agua. La primera bajada la hago a ciegas y caigo en un fondo de unos 12 metros con mucho pescado pequeño y cueva, pero nada disparable, entonces nado hacia el veril y subo para preparar mi próxima bajada. Me ventilo bien y pico, corrijo mi trayectoria en lo que logro divisar la sombra de los corales y en lo que estoy cayendo veo un lindo pargo cebadal (Sama) de unos 4-5 Kg nadando sobre la arena, cuando lo tengo alineado y estoy por jalar el gatillo, oigo íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“
SHADABOOOOOMMMMíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚Â, volteo a mi derecha y tengo un guasinuco (Cubera) de unos 20 Kg al límite de mi distancia de tiro (unos 3-4 metros de la varilla)
. Estoy con 20 metros de agua encima y ya llevo más de 1 minuto abajo. Intento un íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“aspetto dinamicoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ mientras pienso en lo pendejo que soy por haber dejado el leño en la lancha
, pero el pargo se mantiene a distancia. De haberlo disparado, seguramente lo habría herido (puyado) sin traspasarlo y se hubiera desgarrado
. Un pez como ese no merece ese fin. O se asegura su captura o se deja ir. Así pienso yoíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦. Total, que no me da tiro y tengo que subir maldiciendo mi íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“inteligenciaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ a la hora de escoger el armaíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
No he hecho ningún disparo, por lo que los guasinucos podrían mantenerse en la zona, sin embargo oigo el chirrido característico de las langostas cuando son capturadas. Varias vecesíƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚¦.
Fafa y yo no nos vemos. El está en un punto menos profundo con sus langostas (que le encantan a su papá) y yo insisto con los cuberas en el veril que está sobre los 20 metros. No he cambiado el fusil porque con lo turbia que está el agua no volvería a encontrar el punto, así que decido jugármela.
Preparo bien la bajada y cuando estoy todavía cayendo, veo no uno, sino 5 guasinucos; el grandote de antes (o su hermano gemelo) siempre manteniendo la distancia y los otros cuatro revoloteándome en frente. Esta vez me dejo de mariqueras y le tiro al que está más cerca, pasándolo por la línea lateral, un tiro bueno aunque no mortal, pero se viene a casa, que es lo que importa
. Estos animales tienen un comportamiento bien característico y es que íƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€¦í¢â‚¬Å“explotaníƒÆ’í‚¢íƒÂ¢í¢â‚¬Å¡í‚¬íƒâ€ší‚ de repente y se alejan todos a la vez en milésimas de segundo, perdiendo la oportunidad de arponearlos.
Al regresar al bote, el papá de Fafa encantado con el pargo, me muestra las dos hermosas langostas que éste capturó.
Sigo insistiendo con los guasinucos por un rato, pero evidentemente se fueron.
Al regresar, Fafa también pescó un lindo Pargo Gallo (Capitán), completando una excelente jornada de pesca.
Las fotos: