Buenas chicos
Aquí va una salida de verano.
Justo antes del amanecer estoy fondeando pero reina la penumbra pues el cielo está cargado de nubarrones.
El agua está clara y cojo el Nautilus , empiezo a encadenar acechos y esperas viendo sólo sargos a los que indulto.
Llego a una punta y me preparo para un acecho /espera.
Caigo siguiendo el acantilado, en el fondo la roca se mete unos 10 metros haciendo una visera que me ha dado buenos peces. Acecho pegado al techo al amparo de las sombras y veo que hoy sólo hay sargos comunes al otro lado... me dejo caer muy lento mirando de no provocar una estampida y me poso al limite de la visera tras una barra.
Pasan los segundos veo unos dentoncetes lejos pero ninguno bueno levanto la vista y veo llegar la dorada.
Nada a medias aguas levantada unos 5 metros del fondo, la encaro, viene lenta y algo barrunta pues amaga un giro
, pero mi inmovilidad, el fusil de punta y el buen escondrijo hacen que reprenda la trayectoria inicial, entra en zona de tiro apunto y la alcanzo en la zona de la pectoral.
La estoy rematando cuando veo varias ráfagas de Luz, levanto la cabeza y veo en el horizonte que se aproxima una tormenta más negra que el sobaco de un grillo y con gran aparato eléctrico, todavía está lejos pero la cadencia rayo trueno se acorta por momentos....juego la carta de la prudencia y regreso a todo gas cerca del punto de salida. No hay nada a lo que le tenga más miedo que a los rayos en el mar
Exploro una zona de Posidonia, hay una nube de sedimento espesa, se hace duro esperar sin ver nada en la niebla.
Preparo la décima espera caigo y me poso el una zona hundida entre roca y alga, pasan los segundos cuando al límite de la visibilidad veo aparecer dos siluetas de dentón
rodean mi posición, están a tiro, estoy estirando el brazo cuando veo que su trayectoria indica que quedarán tapados tras una mata de alga. Los dejo pasar y muevo el fusil apuntando al otro lado del alga a la espera de que me encaren en cuanto salga de su campo visual y
no tardan en aparecer le doy un tiro al primero por debajo de la pectoral dejándolo en el hilo.
Tras esto busqué una lubi pero sólo vi pequeñas, en la última espera me entró un banco de herreras y pude apagar una de las más gorditas del banco.
Con la tormenta encima y el siguiente trío de espáridos dí por concluida la salida