Pues a mí me dieron dos síncopes, seguidos, en un espacio de un mes o algo así.
El primero fue el más serio. Estaba SOLO, con el lanchero (pero SOLO al fin), perdido en el medio del mar encima de un pico de piedra que está a 14 metros y cae hasta los abismos. Uno de nuestros mejores puntos y donde usualmente capturamos pargos cebadales de película. Como había una corrientilla y usualmente el pico no se ve desde arriba, lo marqué con una bolla y así estuve haciendo bajadas. Pillé primero un cebadal de unos 2 kilos con un tiro mortal y seguí pescando, porque habían otros pero no entraban. Me sentía completamente bien y seguro. De hecho, el lanchero no estaba al lado mío sino que le hacía curricán a los peces que aquí se llaman "cabañas" (algo así como bonitos, pero más pequeños). Así estuve haciendo esperas entre 18 y 20 metros. Unas 8 o 10. En la última bajada me posé a unos 20 metros y estuve esperando los pargos. Luego de un rato se me vino uno pero no se me ponía completamente a tiro. Como no sentía necesidad de aire ni contracciones en el diafragma, ni hormigueos en las piernas, no sentía NADA, lo esperé a ver si entraba, hasta que pensé que ya era suficiente. Mientras subo, la subida se me hace eterna y casi llegando a la superficie, lo último que recuerdo es ver los dibujos que hace el oleaje en la película de agua... y luego, después de un golpe al caer tirado en el bote, la voz del lanchero llamándome. Me consiguió flotando boca abajo y como pudo me subió al bote. Luego que desperté comencé a toser, vomité (había tragado agua) y sentí una debilidad como nunca le he sentido. Todo lo que hice fue descansar camino a tierra, casi ni podía hablar, y luego descansé en la casa del lanchero, hasta que tuve condiciones de conducir el auto y volver a casa. Al llegar fui al médico y me había entrado agua a los pulmones pero no hubo daños serios a los alveolos.
Pero de esa me salvé de vaina. Cuando el lanchero me consiguió me dice que estaba rígido como una piedra y morado. Y que llebaba no sé cuanto tiempo apagado (menos mal que estaba con el lastre adecuado). El lanchero pasaba y me vaía y pensaba que estaba preparando una bajada... hasta que se dio cuenta que no me movía.
Después de eso pescando con Angel en otro bajo, mucho más profundo (el pico de las piedras está a 20 m) me desvanecí al subir. Casi al llegar a la superficie Angel me dice que dejé de aletear, comencé a tener espasmos, me desmallé y comencé a ponerme morado. El me subio, me dio unos golpes en el pecho y desperté. Lo primero que hice fue decirle, "coño, pegué un mero"... nisiquiera me había dado cuenta que me había dado el síncope. Efectivamente había pegado un mero a unos 22 m, y como en la época sobreestimaba mis condiciones, aun cuando el tiro fue mortal, nadé hasta el pez, sacé la espoleta de las piedras y comencé a subir.
Estuvimos revisando mi técnica y una cosa que me di cuenta que hacía es la hiperventilación, tal como me la habían recomendado en Brasil, diciéndome que eso no era superventilar. Tomar inspiraciones lentas y profundas y expulsar violentamente el aire. En el video de Dapirán vi que él lo hace cuando va a darle el segundo tiro al atún. Me dejé de esa vaina y ahora respiro normal, sin nada violento, ni siquiera expulsar el aire. Otra cosa que no hago nunca es prolongar esperas con peces mañosos (los pargos son los reyes de esto) y no pescar solo. Pero no pescar solo de verdad. Cuando vamos a lugares serios, nos alternamos las bajadas y siempre uno está arriba cuidando (viendo) al otro y muchas veces nos compartimos el fusil. Si el agua está turbia o hay corriente, hacemos una sola bajada cada uno y nos vamos. Desde entonces no he tenido más sustos.
La prueba de fuego fue cuando fui a los monjes durante ese mismo año de los síncopes (2003), donde hay mucho pescado, mucho fondo, y se pasa uno 8 horas en el agua, pescando sin parar. Menos mal que ya estaba mentalizado en este riesgo y no tuve problemas en toda una semana, ni siquiera una subida forzada.
Buenos, este tema es serio. A varios amigos les ha dado síncope(s) y siguen pescando, pero super cautelosos. El más feo fue uno que le dio a un tremendo apneista de Caracas que vino a pescar con Angel y se metió en una cueva que penetra 11 metros en horizontal dentro del cerro... El chamo bajaba más de 30 metros in ningún problema. Peeeeero, había un bicharraco adentro de los de más de una centenas de kilos, que asustan con solo abrir los mopérculos en un lugar donde no se ve nada. El pana se puso nervioso con las condiciones de la cueva y para colmo se le atascó una aleta mientras intentaba salir y se le salió del pie. Lo sacaron morado y casi muerto, pero afortunadamente sobrevivió.
Es eso. Estar pendiente de siempre de aprender y nunca confiarse. En este deporte uno se debe conocer a sí mismo mejor que en cualquier otra actividad, porque aun cuando el compañero es un seguro de vida, ese seguro no vale nada si uno mismo no se conoce o se sobreestima o simplemente es un loco o suicida. Pero tampoco se trata de no arriesgar nunca, porque este es un deporte de riesgos y sin riesgos no se avanza. Es aquella historia del riesgo controlado. Bueno ese es mi punto de vista.
Saludos
Alexis