Cuenta la historia que dos muchachos se adentraron una tarde en un reino ajeno, advertidos por un campesino que marchaba de allí, se adentraron en busca de aventuras y tesoros ignorando sus palabras, no tardaron en ser puestos a prueba en distintos escenarios, pero al final de cada intento terminaban tal cual habían llegado.
Aldeanos huyendo a cada paso, gritos de desesperación, pero en ningún lugar el enemigo se hacia mostrar. Cuando ya la duda y frustración se imponía en sus mentes, un descarado Paladín hacía presencia en busca de lucha, corto combate prosiguió en el día con uno de los muchachos aunque intenso enfrentamiento digno de rememorar, cuando ya cansado acabó de rodillas, una muerte rápida y fría recibió del otro muchacho.
Habían vencido al más fuerte del lugar, la noche se aproximaba y dichos muchachos se marcharon ha descansar y ha festejar la victoria ante el Paladín.
Mañana les quedaba un duro día.
No me podía creer tal captura.Por si fuese falsa y de chocolate, la mordí.
Con un adelantamiento de manos estilo 90º, que bien queda. Había amanecido y en esta ocasión los muchachos se adentrarían aun más en el crudo reino, cegados por la fiebre de la plata.
Pronto se encontraron con la misma situación que el día anterior, el caos reinaba en la ciudadela, pero a la mínima presencia de los muchachos, todos los guerreros huían sabiendo el futuro que les aguardaba.
Dieron con unas mazmorras, uno de los muchachos se adentró mientras el otro vigilaba la entrada ante una posible emboscada, desgraciadamente la antorcha del muchacho que se había adentrado se había apagado, justo ante la puerta del guardián del tesoro y corrió para avisar a su compañero. Conocedor de los peligros a los que se enfrentaría fue más preparado y al llegar, no podía ser otro guardián que un Gran Cancerbero de 3 cabezas, en un despiste del Cancerbero, el muchacho se subió a su espalda y abatió ferozmente hasta dejarlo sin ningún suspiro, no obstante, extrema precaución tuvo a la hora de cargar el tesoro…
A la vuelta a casa y con el gran tesoro encima, no les quedo otro remedio a los muchachos que defender su codiciado bien ante sucios bandidos.
Si todo esto es cierto o no… nadie lo sabe… pero eso cuenta la historia.
Este es mi primer Pejeperro, me he estado guardando para la ocasión, el primero tenía que ser bueno.
Esta pieza me la regaló Gatsu_86, tenía que haber sido suya, ya que él bajó y la cuerda no le dió para llegar hasta el pez, me comentó para donde había huido pero le dije que yo bajaría a mirar X piedras, antes de bajar le dije que si me daba permiso para dispararle en caso de que lo viese... Luego me arrepentí. Te debo un Pejeperrazo José.
Aquí los Bandidos de los que tuvimos que defendernos... También he cogido mi primera Aguja, chiquitita pero me hacía mucha ilusión. Ilusión que me quitó Gatsu_86 cuando me dijo que era pura espina!
Miran que aleta irregular tiene... Saludos familia, espero que os haya gustado la cutrehistoria.