Galicia inicia la captura y venta de lapas
lunes, 07 de enero de 2008
Mariscadores de Carnota inician con éxito la explotación de la lapa. El producto es adquirido por compradores que lo comercializan en Asturias y Canarias.  Los colectivos de O Pindo y Lira iniciaron la comercialización del molusco a finales del 2007. Aprovechar al máximo los recursos naturales es una constante de los profesionales del mar.
 
Muchos productos aún pasan desapercibidos porque su explotación no es económicamente rentable o porque, a pesar de su contrastada calidad, no encuentran salida en el mercado. Sin embargo, la demanda en otras comunidades de algunos mariscos que aquí son rechazados ha provocado que los productores comiencen a ver alternativas a las especies más tradicionales.
Es el caso de la lapa, un molusco que siempre ha crecido en la costa carnotana, pero que los productores no se habían molestado en explotar. Hasta finales del año pasado, cuando las integrantes de la cooperativa Mardelira se percataron de que podían aprovechar la aceptación que el molusco aquí vilipendiado tiene en otros puntos de España y comenzaron a extraerlo. Y, para su sorpresa, cosechando unos resultados muy prometedores.
La experiencia arrancó a mediados de noviembre en sus concesiones, pero extraen siempre bajo pedido. La portavoz del colectivo, integrado por siete personas, explicó que un comprador de Lugo les lleva toda la producción para venderla en Asturias. Cada mariscadora tiene un tope diario de ocho kilos y el precio fijado es de 2,5 euros el kilogramo para toda la temporada.
Ventajas
En total, las mujeres de Lira cogen una media de 70 kilos al día. Las piezas las guardan en unos depósitos que tienen en sus instalaciones y que el comprador se encarga de retirar dos veces a la semana. Una de las ventajas que tiene el marisco que se extrae en la costa lirense es que es de excelente calidad. De hecho, según la portavoz de Mardelira, el comercializador al que proveen está muy satisfecho con el producto.
Otro de los atractivos de la explotación de la lapa es que dos horas de trabajo son suficientes para hacerse con los ocho kilos que se pueden capturar al día. Normalmente, suelen coger las piezas medianas, de entre tres y cuatro centímetros, pues son las más demandadas. Las grandes las dejan para la reproducción, y las pequeñas para garantizar la producción del año próximo.
Las lapas están pegadas a las piedras y al aire libre, dos o tres metros por encima del agua, por lo que no entraña mucho riesgo recogerlas, aunque, eso sí, las mariscadoras deben estar atentas para evitar accidentes, pues el mar siempre es peligroso.
También cogen lapas las productoras de O Pindo. Su portavoz, María Filomena Casais, comentó que es la primera vez que se dedican a esta especie, pero desde diciembre ya han vendido alrededor de tres toneladas.
El plan de explotación les fue aprobado hace ya dos años, pero la falta de compradores les impidió arrancar antes. íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«Este ano veu un comprador de Portonovo que as leva para CanariasíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚», afirmó. Las profesionales de O Pindo reciben dos euros por kilo.
Casais reconoce que estaban muy contentas con la posibilidad de dedicarse a esta especie, pues es un complemento importante a sus economías. Son 18 mariscadoras y su fuerte es la recogida de mejilla para los bateeiros. También tienen algo de marisqueo, pero solo les da trabajo 15 días durante el verano.
La presencia de las lapas en la costa de O Pindo descendió en los últimos años, según comentó la portavoz del colectivo y en especial tras el desastre del Prestige . íƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚«Morreu moita lapa, igual que a coquina, que tamén desapareceu da nosa zonaíƒÆ’í¢â‚¬Å¡íƒâ€ší‚».
 
La voz